PILU

HISTORIAS DE LACTANCIA

PILU es receptor de un sinfín de historias de lactancia. Cada bebé que nace representa un nuevo capítulo del libro que se escribe en Lactancia en todo el mundo. Cada bebé, cada díada, cada familia representan un universo entero en el cual la lactancia logra establecerse o no; en donde una lactancia se disfruta o se sufre, en donde como comunidad avanzamos o retrocedemos en nuestra tarea de normalizar y enamorar al mundo de la Lactancia Humana. Y no sólo de la Lactancia, sino re-enamorar al mundo de la vida familiar y del asombro por la infancia.

Todas las que hemos sido madres tenemos una historia que contar, un testimonio que compartirle al mundo. A continuación, les compartiremos algunos:


  •  "Soy Antonia, mamá de 2. Con mi primer hijo, durante mi embarazo fui a varias pláticas de lactancia y estaba muy segura de que yo amamantaría a mi bebé al menos 6 meses y así fue. Sin embargo, continuamente me topé con personas que me ponían barreras u opinaban (como si fueran sus pechos o su tiempo) desde mi pediatra hasta mi familia cercana y así terminé con lactancia mixta. Tiempo después y casualmente en una plática de lactancia conocí e ingresé a una tribu de porteo (Upa Tribu) donde encontré mucho apoyo y decidí relactar y ser LME.

    De mi segundo bebé tuve un ginecólogo que no era prolactancia. Recuerdo que yo le hablaba del apego inmediato y lactancia y me contestaba: "Ah sí claro, esas ideas que ahora traen", (como si fuera una moda y además le molestaba). Yo decidí seguir con ese doctor pero también fue donde decidí tomar las riendas de mi parto e insistí en el apego inmediato y en cierto pediatra que yo quería. Finalmente accedió.
    Para el nacimiento de mi hija yo era una mujer segura (ahora sí) de lo que yo quería y muy empedrada. Nadie me diría cómo ni cuanto pecho le daría a mis hijos nunca más. En mi familia nunca he tenido mucho apoyo y al contrario, me critican mucho por mi lactancia; pero lo único que logran es que nos alejemos de ellos. Tuve una lactancia en tándem de 18 meses y actualmente solo amamanto a mi hija hasta que las dos decidamos que ya es tiempo de dejar la "titi". Yo quiero que mi experiencia ayude a ver que una madre puede amamantar lo que ella quiera aún con la sociedad y la familia en contra. Que todo es posible cuando te sientes segura de ti misma y cuando estas acompañad de las personas correctas como una tribu, amigas y familia informada".

  • "Soy Tania, mamá de 3. Cada una de las historias de mis hijos fue diferente. Con mi hija mayor tenía una trabajo muy absorbente y nada de información confiable. Hicimos lactancia mixta y mientras estaba conmigo le daba leche materna. En las mañanas camino a la guardería la iba amamantando y en cuanto salía a comer, corría a la guardería para llegar antes de que dieran fórmula. A los 7 meses empezó a morderme para estrenar sus dientes y con nula información pensé que era suficiente tiempo, que incluso me había pasado de los 6 meses recomendados y de un día para otro se destetó. Como también tomaba biberón, no hubo llanto.
    El round 2, con mi segundo hijo, lo inicié con lactancia mixta por sugerencia del pediatra. Por fortuna ya no trabajaba y encontré en Facebook amigas más informadas que a las 2 semanas de que nació mi hijo me empezaron a hablar de LME y porteo. Fue mucho mejor. Empecé a investigar y a platicar con más mujeres que tenían bebés de esa edad y quedé maravillada de conocer ese mundo diferente donde a pesar de la distancia puedes tener amigas virtuales que te aconsejan y apoyan. Me embaracé mientras aún amamantaba a mi hijo, cuando estaba a punto de cumplir 3 años. Y cuando nació su hermanita tuve la fortuna de poder hacer lactancia en tándem. La cara del ginecólogo cuando me vió amamantar a un crío de cada lado fue un poema, porque nunca se enteró de que amamanté durante todo el embarazo. Si bien era bonito, también fue muy cansado y desgastante. Mi hijo cada vez hacía menos tomas, así que un día a sus 3 años y medio le expliqué que estaba cansada y me dijo que estaba listo. Así, sin llantos, dejó la teta. La peque fue otra historia. Mamá informada pero cansadísima. Intenté decirle y explicarle que estaba cansada pero no hizo caso. Decidí esperar a los 3.5 años igual que con su hermano, pero no reparó en mi cansancio y mi opinión, así que se destetó el día que ella quiso, a los 4.5 años".



  • "Soy Mariana, mamá de 3. Pau, a la cual por condiciones médicas y falta de información no lacté; mi segundo ángel, en el cielo que brilla para recordarme que la vida es efímera y hermosa; y Cristina, con quien conocí este bello camino de la lactancia.

    Tengo hipotiroidismo y me dijeron que no podría lactar porque mi producción sería mínima; sin embargo, decidí que lactaríamos "lo que pudiéramos". Nunca tuve una meta determinada sino dar lo más que se lograra.
    Cuando Cristy nació (cesárea), sola se acercó a mi seno, se acomodó como toda una experta y empezó a lactar. Por recomendación del pediatra la mantuve en alojamiento conjunto y sin fórmula (cuando yo pensaba que a todos los bebés por regla se los llevaban a cuneros). Llegamos a casa y me preparé para las noches en vela cuidando a mi bebé. Hicimos colecho y me sorprendió que comía tranquila y ambas dormíamos toda la noche. Al inicio me decían "no le des cada que te pida, se está mal acostumbrando" pero yo le daba cuando ella lo pedía (mamá informada sobre libre demanda). Empecé a crear mi banco de leche ya que tendría que volver a trabar y mi esposo y yo hicimos equipo; practicábamos tiempos para descongelar y calentar la leche para cuando yo estuviera fuera y él pudiera alimentarla. Así, llegó el día de volver a la oficina. Mis senos reventaban los primeros días ya que no había donde hacer extracción y pasaban horas para que yo pudiera salir a comer. Al salir, inmediatamente le daba pecho para que me ayudara a descongestionar.
    Ante esta situación pedí hacer efectivo mi derecho al horario de lactancia y poder realizar las extracciones para mantener mi banco de leche. Un día, mi jefe vió el ritmo que llevaba. Estaba presionada por continuar mi lactancia y coincidió con una serie de trabajos extras en los cuales me llevaba a mi bebé a la oficina para poder alimentarla y cubrir el trabajo adicional. Vió como combinaba mi responsabilidad laboral con mi maternidad y me dió la oportunidad de tener a mi bebé en la oficina. Así lo hicimos hasta los 6 meses. Una contadora cumpliendo su trabajo y criando a su bebé quien no hacía ni ruido. Cristy se sentía segura: estaba con su mamá, dormía más de lo que estaba despierta, mis compañeros sabían la hora en que yo lactaba y se retiraban para darme privacidad. Tuve una oportunidad de oro, y en ella demostré que la maternidad no está peleada con la capacidad de una mujer para cumplir con su trabajo. Por las mañanas estaba conmigo y por las tardes se quedaba con su papá. Ese gran apoyo que tuve de hombres informados sobre la importancia del apego y la lactancia nos permitió continuar lactando hasta los 30 meses de edad. Tuvimos y superamos COVID y meses después hicimos un destete consciente con mucha paciencia e informados. El apoyo incondicional de mi marido durante los 30 meses fue fundamental. Validarme, informarse, educar a quienes preguntaban porque aún lactaba. Me llena de orgullo verlo ejerciendo su paternidad responsable y compartiendo la importancia de la lactancia con más personas.
    Somos activistas, respetamos, fomentamos y somos ejemplo de que la naturaleza es sabia y solo hay que confiar en nosotras para dar este regalo que será para toda la vida".